martes, 25 de septiembre de 2012

“Jet Lag” in San Francisco


Ppffff.... por donde empezar esta crónica va a ser realmente complicado. Nuestra cabeza esta desubicada, nuestras piernas destrozadas, la noción del tiempo está nublada y parece ser que al fin nos vamos a la cama.

Menudo viajecito llegar hasta San Francisco, queridos lectores. Sabíamos que el vuelo iba a ser un coñazo, pero no de tales dimensiones. Y si encima es con Iberia, todavía peor. A las 8 y pico de la mañana el vuelo se retrasa en Barcelona, llegamos a Madrid apurados, corriendo por la terminal para no perder el metro que nos acercaba a nuestra puerta en Barajas...Afortunadamente, llegamos a tiempo. Comida aceptable, chute de valerianas y nos quedamos fritos cual bebé en la cuna.

Llegamos a Miami y las advertencias de Georgi se cumplieron: aeropuerto en decadencia, trato nefasto y largas colas, controles y esperas. Cinco horas pululando, comiendo, leyendo, agonizando... y encima quedaban todavía seis más para llegar a nuestro destino. Así que nos comimos unos “slices” de pizza para ir adaptándonos al fast food “low gama” y a volar otra vez. ¿“Que hora es”? Nos preguntábamos.

Aguantando el percal pitillo en mano en Miami Airport

En fin, que pese a las turbulencias, llegamos sanos al aeropuerto de San Francisco, mucho más pulcro, ordenado y sofisticado que el otro. Con el desfase mental nos tocaba recoger un coche, poner en marcha el GPS y adentrarnos por la madrugada en la ciudad de las colinas. Ah, en esta fase se nos adhirió a la expedición una andaluza, Laura, que viene a pasar dos meses aquí y es de puta madre. Arrancamos, salimos del parking y me meto en contra dirección en la primera salida. Sensacional, vamos. Llegamos por fin al hostal, dormimos apenas unas cuatro horas y a las siete ya estábamos en pie (entre el “jet lag” y los ronquidos de una morsa que dormía en la habitación común apenas pegamos ojo).

Desayuno rico rico en el hostal Adelaide de San Francisco
Entre esta mezcla de cansancio, satisfacción y un clima húmedo y frío, nos hemos lanzado por las calles de la ciudad. Primero las infatigables colinas -más duras que en Masnou-, los míticos ferrocarriles, un paseo por el concurrido “Chinatown” y diagonal directa hacia el conocido muelle de “Fisherman's Wharf”, dónde nos deleitamos casi media hora observando la actividad de medio centenar de morsas o leones marinos.  La primera impresión es que es una ciudad muy variopinta, de una mezcla étnica y cultural palpable en cada esquina que le da un toque muy curioso. Blancos, negros, chinos, chicanos, ricos, pobres, vagabundos, hippies, borrachos y lo que nos queda por ver.

Leones marinos disfrutando de la buena vida!

Tuti i Laura en el mítico tranvía 
Como todo en Estados Unidos, las distancias son importantes, y nos hemos pegado unas caminatas que dan gusto (la gente aquí debe gastar buenos gemelos). Después de zamparnos unos buenos nachos y burritos en un local regentado por una china bien rellenita, descansamos algo en el hostal para cargar las pilas. 
El plan de la tarde era poner rumbo a Haight-Ashbury, el distrito hippie/psicodélico por excelencia. La oscuridad, el fuerte viento y la escasa visibilidad nos hacían presagiar que ahí no pasaba nada...pero nos equivocamos. Doblamos la esquina y sonaba rock al aire libre, habían tiendas de ropa colorida y pipas de marihuana de todos los tamaños, olor a hierba, colgados caminando sin rumbo y luces por todas partes. A la entrada de un bar conocimos a un tipo llamado Steve, que nos enseñó el garaje de un personaje que almacenaba coches antiguos y escuchaba Queen a buen volumen. 

Bonita antiguedad de un buen personaje
Al parecer, en dos semanas habrá un buen fiestón aquí, al cual no creo que lleguemos. De pasar a comprar cuatro frutas en un supermercado orgánico pasamos a estar subidos en un auto del 57 con dos personajes que parecían salir de una peli de serie B... cosas de San Francisco.




De vuelta tras un duro día...
Para mañana pinta buen plan: cruzar el Golden Gate -el puente gigante de color rojo que todos habréis visto en imágenes- con nuestro Toyota. Daremos un paseito por la parte norte de la ciudad y a la tarde partiremos hacia el parque natural de Yosemite.
Y solo llevamos aquí un día (o dos, según como se mire...).

Seguiremos informando amigos y amigas. Seguid alerta. PEACE!!!

PD: La edición está fatal, pero es tardísimo y ya no podemos más... 

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