Ppffff....
por donde empezar esta crónica va a ser realmente complicado.
Nuestra cabeza esta desubicada, nuestras piernas destrozadas, la
noción del tiempo está nublada y parece ser que al fin nos vamos a
la cama.
Menudo viajecito llegar hasta San Francisco, queridos lectores. Sabíamos que el vuelo iba a ser un coñazo, pero no de tales dimensiones. Y si encima es con Iberia, todavía peor. A las 8 y pico de la mañana el vuelo se retrasa en Barcelona, llegamos a Madrid apurados, corriendo por la terminal para no perder el metro que nos acercaba a nuestra puerta en Barajas...Afortunadamente, llegamos a tiempo. Comida aceptable, chute de valerianas y nos quedamos fritos cual bebé en la cuna.
Menudo viajecito llegar hasta San Francisco, queridos lectores. Sabíamos que el vuelo iba a ser un coñazo, pero no de tales dimensiones. Y si encima es con Iberia, todavía peor. A las 8 y pico de la mañana el vuelo se retrasa en Barcelona, llegamos a Madrid apurados, corriendo por la terminal para no perder el metro que nos acercaba a nuestra puerta en Barajas...Afortunadamente, llegamos a tiempo. Comida aceptable, chute de valerianas y nos quedamos fritos cual bebé en la cuna.
Llegamos a
Miami y las advertencias de Georgi se cumplieron: aeropuerto en
decadencia, trato nefasto y largas colas, controles y esperas. Cinco
horas pululando, comiendo, leyendo, agonizando... y encima quedaban
todavía seis más para llegar a nuestro destino. Así que nos
comimos unos “slices” de pizza para ir adaptándonos al fast food
“low gama” y a volar otra vez. ¿“Que hora es”? Nos
preguntábamos.
Aguantando el percal pitillo en mano en Miami Airport |
En fin, que
pese a las turbulencias, llegamos sanos al aeropuerto de San
Francisco, mucho más pulcro, ordenado y sofisticado que el otro. Con
el desfase mental nos tocaba recoger un coche, poner en marcha el GPS
y adentrarnos por la madrugada en la ciudad de las colinas. Ah, en
esta fase se nos adhirió a la expedición una andaluza, Laura, que
viene a pasar dos meses aquí y es de puta madre. Arrancamos, salimos
del parking y me meto en contra dirección en la primera salida.
Sensacional, vamos. Llegamos por fin al hostal, dormimos apenas unas
cuatro horas y a las siete ya estábamos en pie (entre el “jet lag”
y los ronquidos de una morsa que dormía en la habitación común
apenas pegamos ojo).
Desayuno rico rico en el hostal Adelaide de San Francisco |
Entre esta
mezcla de cansancio, satisfacción y un clima húmedo y frío, nos
hemos lanzado por las calles de la ciudad. Primero las infatigables
colinas -más duras que en Masnou-, los míticos ferrocarriles, un
paseo por el concurrido “Chinatown” y diagonal directa hacia el
conocido muelle de “Fisherman's Wharf”, dónde nos deleitamos
casi media hora observando la actividad de medio centenar de morsas o
leones marinos. La primera impresión es que es una ciudad muy
variopinta, de una mezcla étnica y cultural palpable en cada esquina
que le da un toque muy curioso. Blancos, negros, chinos, chicanos,
ricos, pobres, vagabundos, hippies, borrachos y lo que nos queda por
ver.
Leones marinos disfrutando de la buena vida! |
Tuti i Laura en el mítico tranvía |
Como todo en
Estados Unidos, las distancias son importantes, y nos hemos pegado
unas caminatas que dan gusto (la gente aquí debe gastar buenos
gemelos). Después de zamparnos unos buenos nachos y burritos en un
local regentado por una china bien rellenita, descansamos algo en el
hostal para cargar las pilas.
El plan de la tarde era poner rumbo a
Haight-Ashbury, el distrito hippie/psicodélico por excelencia. La
oscuridad, el fuerte viento y la escasa visibilidad nos hacían
presagiar que ahí no pasaba nada...pero nos equivocamos. Doblamos la
esquina y sonaba rock al aire libre, habían tiendas de ropa colorida
y pipas de marihuana de todos los tamaños, olor a hierba, colgados
caminando sin rumbo y luces por todas partes. A la entrada de un bar
conocimos a un tipo llamado Steve, que nos enseñó el garaje de un
personaje que almacenaba coches antiguos y escuchaba Queen a buen
volumen.
Bonita antiguedad de un buen personaje |
Al parecer, en dos semanas habrá un buen fiestón aquí, al
cual no creo que lleguemos. De pasar a comprar cuatro frutas en un
supermercado orgánico pasamos a estar subidos en un auto del 57 con
dos personajes que parecían salir de una peli de serie B... cosas de
San Francisco.
De vuelta tras un duro día... |
Y solo
llevamos aquí un día (o dos, según como se mire...).
Seguiremos
informando amigos y amigas. Seguid alerta. PEACE!!!
PD: La edición está fatal, pero es tardísimo y ya no podemos más...
No hay comentarios:
Publicar un comentario