domingo, 7 de octubre de 2012

L.A. Big City

Vivir dos días como los que hemos pasado y contarlos aquí será jodido. Pero ahí vamos. Amaneció en San Diego y tras una buena sobada nos decidimos a poner rumbo directo a Hollywood. Nos despedimos de la ciudad fronteriza con México con ganas de más, pero es lo que hay. Dos horas y algo de autopista de costa y nos adentramos en la gran Los Ángeles: una riada de autopistas, coches por todos lados y una sensación de grandeza general brutal. Eso que te imaginas: por donde empezaremos?

El GPS nos dejó en pleno Hollywood Bolevard, en el centro del barrio más famosa de L.A. Ya sabéis, lo típico: las estrellitas, los famosos, los teatros, guiris a niveles similares a las ramblas, etc. Está bien verlo, hacerse las fotos y toda la pesca, pero tampoco le cambia la vida a uno. De arriba se ve la mítica señal en el monte, por Sunset Blvd. Viven todos los famosetes... en fin. Los vendedores de tour en bus por la zona te atosigan por todo el bulevard, te bombardean a flyers y en general te quieren vender de todo.

Interior del Amoeaba
Tras de toda la vuelta, bajamos un poco más y dimos con la tienda de música Amoeba, que es más o menos el paraíso para alguien como Asaf. Hileras y pasillos infinitos de vinilos, cd's, segunda mano, pelis procedentes de todo el mundo y múltiples géneros. Para perderse un día entero y dejarse la billetera, vamos. El sol empezaba a caer y el tráfico de la ciudad estaba absolutamente paralizado. Muchísimos peor que Barna en hora punta, si. Antes de volver, decidimos acercarnos a la zona de bares de Sunset Blvd, al mítico Whiski a-go-go, dónde nacieron algunos como The Doors. Tras perdernos algo, nos vemos embutidos casi dos horas en el peor atasco que había en toda L.A. Y todo por culpa del Jason Mraz que tocaba al lado de Dysneyland y estaba a petar.

Retrato de Lemmy
El palo también es aparcar: te vuelves loco con las señales de fracciones de hora, pago, prohibido por limpieza de calle, etc, así que tardamos un buen rato estacionar. Al llegar, veo a mi izquierda el bar Rainbow,  dónde vi en el documental de Lemmy de Motörhead que ahí es donde va a ponerse fino de Jack Daniels. Y si, entramos y ese era. Solo faltaba el en persona, pero el local estaba inundado de fotos, retratos, firmas e incluso la máquina de videojuego con su nombre en la máximo puntuación. Brutal.

Ya era de noche y la jornada llegaba a su fin...o no. Sobre las 10 de la noche llegamos a la zona del hostal, bastante a tomar por culo de todo. Algo raro. Y llego a la puerta y pone que a las 7 ya no había recepción. Fail. Tras hablar con una huesped, me confirma que a mucha gente le pasa lo mismo y pese a intentar localizar a la jefa nada. Cabreados, nos vamos ya a medianoche echos polvos en busca de algo, y caemos en una zona de moteles con pinta de ser frecuentados por puteros que no veas. En uno pregunte a través de un vidrio tintado con voz de chicano y letreros con muy mal aspecto... y nos volvimos de nuevo para la zona de Hollywood. Finalmente, pasamos la noche en un motel de un hindú, buena peña, por 75 dolares, es lo que hay.

Hoy tocaba madrugar porqué subíamos a la Universal City, cuna de los estudios de cine más famosos del mundo y cuna de las grandes superproducciones que hemos mamado toda la vida. Pese al sueño, había ganas. Al salir, me pregunto: haber que pasa hoy... Y bingo. Entro al coche, intento arrancar y no enciende. El mal humor me invade por la mañana. Dejar las luces encendidas toda la noche no va bien, creerme. Como la vida nos está sonriendo, en la cuadra de al lado había un mecánico mejicano que encima se ha enrollado y me ha dejado su cacharro de arranque.
Todo a cuadrado y hemos ido pitando hacia los estudios.

De entrada, teníamos algo de recelo por los 80 dólares que vale la entrada, a precio de oro. Pero menudo parque. Como saben de esto los yankis, son los mejores. Primero nos dimos el tour por los estudios,  

con sus míticos naves de interiores y fachadas y recreaciones para grabar los exteriores. Te dan un tour de una hora en un trenecillo mientras te muestran lugares de rodajes de éxitos como
Jurassic Park, Tiburón, Psicosis y mil más. No acabaría. Un flipe. Te recrean efectos especiales, como se creó a King Kong, la lluvia, el fuego, descarrilamientos... todo en vivo y en directo. Ves como una gran mentira genera grandes films desde dentro.

El resto del parque también es alucinante. Se trata más de espectáculos y recreaciones en 3D, además de alguna atracción esporádica. Nos ha encantado el tour con los simpson por springfield -nos hemos metido dentro literalmente-; unos shows de Terminator y Shrek mezclando las tres dimensiones, la realidad y efectos en vivo; bailes de los Blues Brothers; una recreación de Waterworld, ver a ScoobyDoo y Drácula y demás personajes del mundo del cine. Te hacen sentir toda su industria desde sus entrañas y sales de ahí encantado de la vida, vamos. Del tema de la comida apenas hablo, porqué apenas comemos y todo apesta, como bien sabéis.

Agotados por las vueltas arriba y abajo, arrancamos el Toyota y tiramos hacia el sur, Venice Beach,  tierra de surferos, skaters, peña rara y algunos locos. El hostal está en pleno corazón, delante de la playa. Casi como en casa, vamos. La cosa pinta bien, y mañana alquilaremos bici para recorrer toda la costa. Me dejo un montón de detalles y anécdotas más, pero es que la cabeza ya explota y georgi está sobada. Seguiremos en breves. Paz.

































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