martes, 2 de octubre de 2012

13 negro significa fortuna

El balance de nuestra llegada a Las Vegas no podría haber sido más positivo, queridos lectores. A eso de las nueve de la mañana, poníamos fin a nuestra memorable estancia en el Gran Canyon para lanzarnos de nuevo a esas carreteras rectas tan aburridas. Otras tantas horas cruzando la América profunda. A eso de las dos del mediodía veíamos de nuevo en el horizonte las siluetas de los emblemáticos edificios de la ciudad del vicio y el pulso ya empezaba a temblar. Y de que manera.
Georgi se puso nerviosa, así que me paso el volante para adentrarme en las entrañas del Boulevard de la ciudad y ubicar con facilidad el parking de nuestro hotel Luxor, réplica de una pirámide egipcia.

Haciendo valer la ley de que se fuma en todos lados
La sensación de entrar al hall ha sido extraña: con las maletas aún en mano, ya divisamos hordas de gente apoltronadas en máquinas traga perras, mesas de ruleta y blackjack, pokers y demás juegos típicos del lugar. La situación nos sobrepasaba. Tras dejar las maletas en la habitación -dotada de dos camas de matrimonio-, nos decidimos llenar nuestros hambrientos estómagos con un buffet libre de campeonato: ensaladas variadas, pastas, salmón, sushi, carne...bastante correcto todo. Era necesario para ubicarnos un poco mejor.

Tras dar un reconocimiento por la pirámide, volvemos al habitáculo para planificar la jornada. La idea era buena: ir a ver un show del “Cirque du soleil” en homenaje a los Beattles, que se ve que es una gozada. Así que ducha, nos arreglamos -me he puesto camisa especial para ocasión- y en marcha. El lugar era el hotel Meritage, casi a la otra punta del boulevard. Por el camino estábamos saturados: manadas de gente, luces hipnotizantes, edificios bizarros, incitación al consumo y perlas de alto nivel.

Impresionante, de veras. Es como un todo gigante concentrado en una linea recta, dónde los dolares se facturan a millones por múltiples vías: casinos, hoteles, restaurantes, tiendas de lujo y paradas de todo tipo. Ah, también hay un gran número de chicanos repartiendo flyers de prostitutas de un modo bastante gracioso.

Niggas with attitude!
Tras un buen pateo, llegamos al destino y “zas”!, este lunes el show se ha cancelado excepcionalmente. Cabizbajos, damos media vuelta, tomamos unas Coronitas en una esquina y replanteamos la situación.  La alternativa era clara: a jugar. Y así ha sido. Tras tomar otras birras de gratis en el bar central del Luxor, nos envalentonamos y cambiamos nuestros primeros viente dólares en la ruleta. Y yo no tenía ni puta idea de como iba eso. Ahí la gente se sienta, fuma como si no hubiera mañana, bebe y apuesta. Entre nervios y improvisaciones, acabamos ganando ochenta pavos, que podrían haber sido más. Que sensación tan divertida! Y encima te invitan a tragos mientras estás sentado, magnífico.

Apostando fuerte
Subidos en el carro de la victoria, nos mudamos al hotel próximo, el castillo Excalibur, a seguir probando suerte.  Tras un pequeño chasco inicial fruto de mi inexperiencia en el terreno, cambiamos de mesa y tuti decide apostar por el 13 negro. Y va y sale! Casi 100 pavos más! Toma ya. Inteligentemente, decidimos retirarnos con los dolares en la billetera, una sonrisa de oreja a oreja  y la sensación de haber sacado algo de partido a esta ciudad de cartón piedra, como algunos la han bautizado.

Victoria!!

Mañana tenemos todo un día aquí, veremos que depara. De momento, son más de las tres de la madrugada y toca retirarse, que mañana habrá movida! Peace!!

1 comentario: